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How does it feel?
To be on your own
With no direction home
Like a complete unknown
Like a rolling stone?
Como acróbata circense, empinada sobre un vetusto balcón de casona ruinosa, una hermosa mujer casi desnuda consumía el último pitillo de grifa que moría en sus dedos.
Haciendo caso omiso a los gritos de sus amigos, la joven bailaba, gritando el nombre del único hombre que le besó las cicatrices ocultas en sus muñecas.
Siempre le sucedía lo mismo: en medio de un bacanal, recordaba al ausente, el mismo que años atrás le servía vodka con naranja, mientras interpretaba algunas tonadas del viejo Bob; en especial una, que hablaba de una niña nacida bajo mantas de armiño, tan tierna como tóxica:
– Like a Rollin… me recuerda a tí – le dijo él, en medio de caminos de alcohol.
– Entonces cántala siempre, Darling – replicó ella.
Recordaba perfectamente el día en que él se marchó, aduciendo problemas de salud y una excelente oportunidad laboral. Ella, despúes de mandarlo a la mierda, lo entendió: sabía perfectamente que seguir su ritmo de vida, en orgía perpetua, era extremadamente perjudicial para la integridad de simples mortales.
– Vete, tienes derecho a venderte- le dijo ella.
– No lo haré, solo me arrendaré por temporadas… llámame – contestó él.
Ella recordó esa última frase y a despecho de las tres de la madrugada, tomó su celular y llamó, sin saber en que parte de aquel ancho país se encontrara él:
– Wish You Were Here…
Mas nadie contestó la llamada urgente. Ella dejó un mensaje balbuceante, antes de trastabillar y caer desde el segundo piso, en cámara lenta, como dejándose llevar.
Esa vez tuvo suerte, sólo se frácturó ambas piernas.
Él escuchó el mensaje a la mañana siguiente, perdido entre dunas de sal. De inmediato regresó a la ciudad gris y no paró hasta dar con ella, en un hospital público. Apenas pudo reconocer, entre férulas de yeso y vendas, a aquella muchacha completamente desquiciada que otrora llenó su vida de adictiva savia elaborada:
– Mi insana favorita… How does it feel?- le preguntó, después de besarle la frente.
Bob Dylan – Like a Rolling Stone