>Sube a nacer conmigo, hermano

>

Dame la mano desde la profunda
zona de tu dolor diseminado.
No volverás del fondo de las rocas.
No volverás del tiempo subterráneo.
No volverá tu voz endurecida.
No volverán tus ojos taladrados.

Mírame desde el fondo de la tierra,
labrador, tejedor, pastor callado:
domador de guanacos tutelares:
albañil del andamio desafiado:
aguador de las lágrimas andinas:
joyero de los dedos machacados:
agricultor temblando en la semilla:
alfarero en tu greda derramado:
traed a la copa de esta nueva vida
vuestros viejos dolores enterrados.

Pablo Neruda – Canto a las alturas de Machu Picchu (XII)

Veinte mil damnificados, decenas de muertos, cuantiosos daños a la economía: Cuzco, el ombligo del mundo, capital del que fué el imperio más grande de indoamérica, sufre los embates de lluvias y aluviones, producto del llamado calentamiento global y la desidia de sus gobernantes.

Miles de viviendas han sido afectadas, muchas hectáreas de cultivo arrasadas;pero las colosales estructuras de piedra de la llacta de Machu Picchu, junto a otras, han sufrido poco o ningún daño. Quizá sea una lección de humildad del conocimiento andino, muchas veces menospreciado por la ciencia occidental: los miles de años de experiencia acumulada permitieron al hombre prehispánico saber sobre la tierra y del clima, asentándose lejos de las zonas de peligro.

Los peruanos, como es costumbre, se movilizan en ayuda de su capital histórica, ante la ineptitud de un país oficial que según las estadísticas avanza hacía el progreso, pero que en realidad avanza hacía el entreguismo y la servidumbre.

Mientras el Cuzco sozobra, militares peruanos y chilenos insisten en jugar a la guerra como infantes alienados, con declaraciones altisonantes que evidencian su desnuda ignorancia: deberían aprender de Neruda maravillado por las alturas de Machu Picchu, del Jaivas cantando en medio de las ruinas de piedra, de un ahora desconocido Mario Vargas Llosa, décadas antes de ser el intelectual cama adentro de Piñera o el consejero de estética de Uribe.


Ver También: El Caminerito


>Abrazó al primer hombre

>

Al fin de la batalla,
y muerto el combatiente, vino hacia él un hombre
y le dijo: «¡No mueras; te amo tanto!»
Pero el cadáver, ¡ay! siguió muriendo.

Se le acercaron dos y repitiéronle:
«¡No nos dejes! ¡Valor! ¡Vuelve a la vida!»
Pero el cadáver, ¡ay! siguió muriendo.

Acudieron a él veinte, cien, mil, quinientos mil
clamando: «¡Tanto amor, y no poder nada contra la muerte!»
Pero el cadáver, ¡ay! siguió muriendo.

Le rodearon millones de individuos,
con un ruego común: «¡Quédate, hermano!»
Pero el cadáver, ¡ay! siguió muriendo.

Entonces todos los hombres de la tierra
le rodearon; les vio el cadáver, triste, emocionado;
incorporose lentamente,
abrazó al primer hombre; echose a andar.

Masa – César Vallejo

El cádaver sin lápida ni epitafio escuchaba en silencio voces venidas de la superficie.

– Mi padre está aquí – dijo el huérfano.

Entonces, el cadáver recordó que la memoria es lo único que puede vencer a la muerte.

(Microrelato, necesario ante tan inmenso poema)

>Poesía en Haití

>

Quién no duda ante el esfuerzo por cumplir
ante la ostentación de un mundo por construir o reconstruir
cuando la podredumbre febril lo roe hasta su síntesis
hasta su profundo desdoblamiento.

No basta tener sed para hacer brotar la fuente.
Es necesario escarbar la tierra hasta lo más profundo
de sus entrañas, y con los propios dedos.

Tres veces cantó el gallo / Pedro no traicionó: / se hizo diplomático.

Tengo la angustia de las tinieblas en mi nuca
Tengo el calor de los golpes / ignorado bajo mi piel.
Que se levante al fin el sol / y ahuyente mi miedo.

Rony Lescouflair, poeta Haitiano

Oh país mío, tan triste es la estación
Que ha llegado el tiempo de hablarse en señas.

Todo un pueblo agobiado de silencio
Se desplaza en el mutismo arcilloso de los abismos
e inscribiéndose en las retinas /el movimiento verbalista reemplaza al verbo
Dondequiera la vida se queda en suspenso.

Anthony Phelps, poeta Haitiano

No escribiré sobre el dolor en Haití, a raiz del cataclismo reciente. Su dolor tiene larga data, de país bloqueado, invadido y saqueado por las mismas potencias que ahora llenan de aviones cargados de víveres su aeropuerto en ruinas, a la vez que pueblan el país de marines, o asilan tiranos sanguinarios como «Baby Doc» Duvalier, que sigue disfrutando de sus sucios millones en París.

Tampoco colocaré imágenes de muertos a la intemperie, como si fuera periodista sensacionalista que antes del terremoto viajaba a Cancún o Punta Cana, pero jamás a Puerto Príncipe, ciudad de eternas hambrunas biafreñas.

Prefiero colocar la voz del pueblo haitiano, reflejada en dos poetas de distinta y a la vez aciaga suerte: Lescouflair murió en las mazmorras de «Papa Doc», Phelps pudo exiliarse. Ambos lucharon contra dictaduras con esa arma cargada de futuro que es la poesía comprometida.

Y ese pueblo haitiano renacerá de sus cenizas y escombros: solo necesita que el mundo no le dé la espalda después de pasada la euforia de la caridad, ni lo explote con deudas externas impagables o TLC abusivo, mucho menos derrocar presidentes como Aristide, cuyo único pecado fue querer un Haití justo, sin desigualdades extremas ni fuerzas ocupantes.

Ver también : El hablador

>¿Abuelo, dónde está Dios?

>
Un día yo pregunté:

¿Abuelo, dónde esta Dios?
Mi abuelo se puso triste,
y nada me respondió.

Y que naide le pregunte
si sabe dénde esta Dios:
Por su casa no ha pasado
tan importante señor.

¿Qué Dios vela por los pobres?
Tal vez sí, y tal vez no.
Lo seguro es que Él almuerza
en la mesa del patrón.

Atahualpa Yupanqui – Preguntitas sobre Dios

Cuando hace unos años Monseñor Juan Luis Cipriani fue elegido Arzobispo de Lima, gracias a presiones del elitista Opus Dei y el Fujimorato gobernante entonces, lo primero que pensé fué en las horas tristes que le esperaban al Externado Santo Toribio, mi alma mater, el colegio católico más antiguo del Perú (1847), que depende directamente de la Diócesis limeña.

No me equivoqué: en unos años decaímos en prestigio, despidiendo a profesores de larga trayectoria, retirando las becas a los alumnos, pasando en una década de 2 mil a 300 alumnos, cifra ridícula para un colegio símbolo del tradicional y popular distrito limeño del Rímac.

Pensé que mi alma mater sobreviría al cuervo y su secta, a su acoso constante, a su media verdad, tan lejos de los valores del cristianismo, como lo demostró en su apostolado en Ayacucho, rechazando las denuncias de miles de campesinos desaparecidos por el ejército, pero no fue así.

Es que Cipriani es un resentido que siempre tuvo una gratuita animadversión al Externado, por ser éste uno de los preferidos de su antecesor, el recordado Vargas Alzamora, quien fue vejado por la dictadura fujimorista. Incluso Martín Sanchez, secretario de Vargas, quién enseñó en la escuela cuando diácono, fue difamado, vejado y separado de la Iglesia.

El cuervo tiene un apetito voraz, insaciable. No contento con enriquecer a su secta, Juan Luis Cipriani a través de sus esbirros cierra arbitrariamente un colegio de 164 años de vida, rematando su amplio local a una constructora de pocos escrúpulos.

Pero no vale llorar ante hechos consumados, los miles de ex-alumnos la lucharemos desde toda trinchera, así nos repriman o excomulguen, la lucharemos.

¿Dónde está Dios? Seguro que en la Catedral de Lima no está.

Ver También :

Crónica Viva
Protesta y tristeza infinita
Malas palabras

>Supón que en un trabajo productivo

>

Supón que hay una tarde para el cine
y que he llegado una hora después,
porque la ruta extraña en la que vine
no era para acá, sino al revés.
Supón que la pantalla te ilumina,
que rompe y que sujeta tu perfil.
Supón tu mano un ave recogida,
y un cazador, sin más fusil
que un dedo tímido, va a abrir
el sí o el no del porvenir.
Supón que no eres sorprendida
y supón que ya eres mi canción.
Silvio Rodríguez – Supón


Y un día, el sin suerte cortó su mala racha, y conoció el amor en tonos de mi colores:

Desde el sereno azul al cálido rojo, del amarillo brillante al tenue gris, todos en la piel de la muchacha de ojos grandes que supo hacer del amor un aprendisaje a dos bocas, luego de muchas veredas recorridas a besos, de madrugadas a la luz de las velas y el cantar de trovadores aficionados y charlas infinitas, preludio de abrazos pegados.

Fué entonces en que ambos fueron canción, mejor que soñada.

>Amarillito, amarillando, amarillanto

>

Los ojos del pueblo tienen
hermosos sueños
sueñan el trigo en las eras,
el viento en las praderas
y en cada niño una estrella.

Flor de Retama – Ricardo Dolorier

Cuando el presidente se empeña en prostituir la memoria popular con fiestas de fin de año, de las entrañas de la tierra salen los niños a reclamar justicia.

Cuanto más el Ministro, miembro del Opus Dei, desprecia las iniciativas de un museo de la memoria, que recuerde el holocausto del ande, las fosas comunes dejan de ser anónimas.

Cuando los líderes de opinión se pierden en la simple anécdota, cargada de prejuicios y soberbia, la historia los golpea de lleno, así quieran dorar la píldora con golpes de pecho.

En horas de negacionismos de recientes masacres, llegan implacables los niños acribillados por militares, hechos negados hace un cuarto de siglo por los mismos miserables.

Es que siempre florece la flor de retama, amarillito, amarillando, amarillanto.

Ver También: Perú, Exhuman 25 cadáveres de niños en fosa común.